Mil suspiros prisioneros en los versos
buscan la forma de calmar la agonía de aquellos besos
que sumergieron el amor en deseo
y transformaron los tropiezos en oportunidades.
Distante y lejos de la cercanía de su cuerpo
el tiempo devora las intrigas y en medio de la noche
frente a la víspera del amanecer
el silencio pronuncia su nombre
y se adueña de la cordura.
El frió flagrante en su cuerpo
guarda con añoro el secreto de su fé
y envuelve en lamentos las lágrimas
expuestas a la inevitable soledad
que su cuerpo alberga ante la realidad.
Lejos y vulnerable en el dolor
los pasos se quiebran en el tiempo
y su cuerpo se sumerge en las marcas
del cruel azar del destino
aquel sendero extraño que encierra el dolor
y envuelve la libertad en una utopia
expuesta ante el dolor de aquel amor.
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